Apareciste en mi vida, como esa brisa del mar que trae aire renovado. Apareciste de la nada, sin tarjeta de presentación, ni carta de recomendación. Yo acepte esa brisa, pues estaba falta de aire, de vida y de amor. Acepte tu llegada, sin ruidos, sin sorpresas y me gusto. Cuando tu mano caliente rozo mi mano, sabia que nos uniríamos. Reíamos, charlábamos como si nos conociéramos de toda la vida, y tú mirabas mis ojos, sabias leer mi pensamiento, mi vida interior. Al final el sobre lo sello un beso, tranquilo, tierno, sin prisas. Apareciste en mi vida como un regalo . Autora ...
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