Destino Mallorca

Y llego el momento esperado, el día 20 de noviembre, nos dirigimos directos al aeropuerto de Almería, en el cual desayunamos tranquilamente y esperemos tras una corta estancia el vuelo que nos llevaría rumbo a Madrid, pues vamos a viajar con Iberia.

Para Noa y para mí, era una experiencia nueva, porque nunca habíamos viajado en avión y yo tenía en mente, quizás por las películas incluso, de la gente que ha viajado en avión, que los movimientos serían más bruscos, pero debo confesar que es un placer volar.

Es inexplicable la sensación de ver el mundo a tus pies, desde un cielo plagado de nubes, que nos imaginamos de suave algodón y que están a tan solo unos metros de nuestros ojos. 

Es maravilloso ver los mapas que nos apreciamos en el colegio con tanto ahínco y ahora lo teníamos antes nuestros ojos con solo mirar por la ventanilla, es algo único.

El vuelo hacia Madrid se hizo cortísimo y aunque al principio a Noa le dio un poco de miedo, gracias a la azafata se relajó y termino dormida.

La azafata estuvo en todo momento pendiente de los niños que viajan en el avión y le obsequio con uno librito de manualidades para que estuvieran entretenidos durante el trayecto.

Una vez aterrizado en barajas, la azafata tuvo la gentileza de ceder su asiento a Noa, y ella tan ilusionada y con una gran sonrisa, poso para la foto.

Ya dentro del aeropuerto de Barajas, tuvimos tipo suficiente de ver la terminal 4 y comer tranquilamente, antes de embarcar de nuevo en el siguiente avión con destino a Mallorca.

Cuando vi la terminal 4 quede maravillada de lo grande que es, y de la cantidad de tiendas que me encontraba a mi paso.

Me pareció una pequeña ciudad con todos sus servicios, una ciudad cosmopolita con mucha vida, en donde miles de trabajadores reciben diariamente a miles de viajeros de todo el mundo con sus mejores sonrisas.

Cogimos el siguiente avión que nos llevaría a nuestro lugar escogido de vacaciones, y lleguemos, al aeropuerto de Mallorca que nos recibido con una suave lluvia, pero ya lo teníamos previsto, conque íbamos equipados para pasar unos días de precipitaciones.

Tocaba coger las maletas y salir pitando para nuestro sitio y escoger un vehículo para llegar a nuestro hotel, y no sabemos si coger el autobús urbano que había una larga cola para cogerlo o un taxi, y nos descartemos por el taxi porque el autobús cobra 5€ por persona y con el incómodo espacio de llevar las maletas y por un poco más, escogimos un taxi con la comodidad de ir sentado y con las maletas en el maletero.

Una vez en el hotel, cuyo nombre es Bahamas de la cadena Azuline, está situado en El Arenal, en medio de un frondoso pinar y a tan solo 17Km de Mallorca.

Nos recibió un simpático recepcionista, que nos explicó las normas del hotel y nos habló del impuesto sobre estancias turísticas de las islas, que cuyo precio fue de 15,40€.

Con las llaves en las manos y puesta la pulserita del T.D, nos dirigimos a nuestra habitación, con Noa súper contenta porque le habían regalado una hucha cerdito por cortesía del hotel.

¿Y qué paso después? Eso lo sabremos en el siguiente post…